Presenta un perfil más alargado que el de otros osos y las patas más desarrolladas, tanto para caminar como para nadar largas distancias. Las orejas y la cola son muy reducidas, para mantener mejor el calor corporal, al igual que en muchos otros mamíferos árticos. En esto también colaboran una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje, que en realidad no es blanco, sino translúcido, formado por miles de pelos huecos (que al estar llenos de aire, son un buen aislante térmico). Bajo el pelaje se encuentra la piel, que es negra para atraer mejor la radiación solar y aumentar así el calor corporal. La luz ordinaria se refleja sobre el pelaje, generando normalmente la falsa sensación de blancura.
Esta especie es la más carnívora de todos los osos, aunque ingieren una parte ínfima de vegetales durante el verano ártico en la tundra. Nadan con facilidad (a veces cientos de kilometros), pero capturan a sus presas en tierra o sobre el hielo, siendo los depredadores dominantes de su hábitat.
El oso polar, rey del ártico, se alimenta de todos los animales árticos excepto zorros y lobos. A pesar de todo sus favoritas son las crías de focas y renos (que son mucho más escasos que los primeros) y llegan a comer unos 30 kilos de comida al día, y los cachorros 1 kilo.


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